Entierro de un Sacerdote y un decapitado entre los hallazgos que incluyen también un huaco retrato.
En Cerro Ventarrón, un importante Complejo Arqueológico ubicado cerca al poblado del mismo nombre en Pomalca-Chiclayo, donde hace pocos años se descubrió un extraordinario templo con las pinturas murales más antiguas de América, los arqueólogos del Proyecto Arqueológico Ventarrón de la Unidad Ejecutora 005 Naylamp-Lambayeque, que vienen investigando este lugar, hace apenas algunos meses localizaron y comenzaron a excavar una pequeña plataforma de adobe que correspondería a la posterior ocupación de la Cultura Mochica de hace aproximadamente 1,500 años.
El Dr. Walter Alva director del Museo Tumbas Reales de Sipán, indicó que la construcción sería un templete de esta cultura, construido en varias etapas donde se han encontrado con hallazgos de varias tumbas intrusivas es decir posteriores al uso ritual del templo.
Entre los varios entierros que han sorprendido a los investigadores, se encuentran dos tumbas que corresponderían a un adulto decapitado rodeado de hasta nueve ceramios con imágenes diversas que representan personajes, una escena de cacería de venados, felinos, dignatarios y el “dios del maíz” entre otros. Sin embargo, la vasija que más ha llamado su atención es la imagen del dios decapitador que curiosamente aparece también sin cabeza como si esta hubiera sido seccionada simbólicamente al momento mismo del entierro.
Señalo así mismo, que en otra tumba cercana a tres metros de profundidad recientemente se localizó el entierro de un adulto con la cabeza orientada al sur como era costumbre entre los Mochicas de cierta jerarquía. El cuerpo originalmente había estado envuelto en un fardo de fibra vegetal. Entre las ofrendas se encontraron restos de camélidos y un total de 8 vasijas que corresponden a cuencos, cántaros y piezas escultóricas, entre las que destaca un vaso o huaco “retrato” con asa estribo trasversal que representa con notable realismo la cabeza de un jefe Mochica tratado como las vasijas clásicas de la cultura. Entre sus pertenencias se encontraron también dos copas cónicas, una de color oscuro y otra de color rojo que se vinculan en esta cultura a los sacerdotes y sacrificios.
Finalmente otra vasija representa a un sapo estilizado que en los mitos Mochicas se asocia a la fertilidad, los entierros y su contenido cultural plantean que pueda tratarse de un hombre sacrificado y la tumba de un Sacerdote sacrificador, respectivamente.
La vasija retrato, no reportada en la región de Lambayeque, que según los arqueólogos pertenece al territorio de los Mochicas del norte, parece un enigma pues se trata de una especie de imitación norteña de las clásicas cabezas retrato de los Mochicas del sur. Las investigaciones de campo que están a cargo del Arqlº Ignacio Alva Meneses como arqueólogo residente, teniendo como asistentes a los estudiantes de arqueología de las Universidades de Trujillo y Huaraz, con el asesoramiento de Walter Alva.
Los restos óseos son analizados por el antropólogo Mario Millones Figueroa, las investigaciones continuarán todavía por unos meses y el equipo mantiene una gran expectativa para aportar al conocimiento y la evolución de las culturas en este monumento que está reflejando una extraordinaria “estatigrafía horizontal” de 4,500 años, desde los orígenes de la cultura hasta la época Inca. Este capítulo de la cultura Mochica constituye un nuevo aporte.
Por su parte el Director de la Unidad Ejecutora Naylamp-Lambayeque, Lic Celso Sialer Távara, dio a conocer que en lo que va del presente año son más de Medio millón de nuevos soles, que se viene invirtiendo en los trabajos de protección, conservación e investigación en los Proyectos Arqueológicos Ventarrón – Collud, el que representa a la fecha más del 50% del presupuesto asignado de 1,048, 251.00 para el año 2011.
El Dr. Walter Alva director del Museo Tumbas Reales de Sipán, indicó que la construcción sería un templete de esta cultura, construido en varias etapas donde se han encontrado con hallazgos de varias tumbas intrusivas es decir posteriores al uso ritual del templo.
Entre los varios entierros que han sorprendido a los investigadores, se encuentran dos tumbas que corresponderían a un adulto decapitado rodeado de hasta nueve ceramios con imágenes diversas que representan personajes, una escena de cacería de venados, felinos, dignatarios y el “dios del maíz” entre otros. Sin embargo, la vasija que más ha llamado su atención es la imagen del dios decapitador que curiosamente aparece también sin cabeza como si esta hubiera sido seccionada simbólicamente al momento mismo del entierro.
Señalo así mismo, que en otra tumba cercana a tres metros de profundidad recientemente se localizó el entierro de un adulto con la cabeza orientada al sur como era costumbre entre los Mochicas de cierta jerarquía. El cuerpo originalmente había estado envuelto en un fardo de fibra vegetal. Entre las ofrendas se encontraron restos de camélidos y un total de 8 vasijas que corresponden a cuencos, cántaros y piezas escultóricas, entre las que destaca un vaso o huaco “retrato” con asa estribo trasversal que representa con notable realismo la cabeza de un jefe Mochica tratado como las vasijas clásicas de la cultura. Entre sus pertenencias se encontraron también dos copas cónicas, una de color oscuro y otra de color rojo que se vinculan en esta cultura a los sacerdotes y sacrificios.
Finalmente otra vasija representa a un sapo estilizado que en los mitos Mochicas se asocia a la fertilidad, los entierros y su contenido cultural plantean que pueda tratarse de un hombre sacrificado y la tumba de un Sacerdote sacrificador, respectivamente.
La vasija retrato, no reportada en la región de Lambayeque, que según los arqueólogos pertenece al territorio de los Mochicas del norte, parece un enigma pues se trata de una especie de imitación norteña de las clásicas cabezas retrato de los Mochicas del sur. Las investigaciones de campo que están a cargo del Arqlº Ignacio Alva Meneses como arqueólogo residente, teniendo como asistentes a los estudiantes de arqueología de las Universidades de Trujillo y Huaraz, con el asesoramiento de Walter Alva.
Los restos óseos son analizados por el antropólogo Mario Millones Figueroa, las investigaciones continuarán todavía por unos meses y el equipo mantiene una gran expectativa para aportar al conocimiento y la evolución de las culturas en este monumento que está reflejando una extraordinaria “estatigrafía horizontal” de 4,500 años, desde los orígenes de la cultura hasta la época Inca. Este capítulo de la cultura Mochica constituye un nuevo aporte.
Por su parte el Director de la Unidad Ejecutora Naylamp-Lambayeque, Lic Celso Sialer Távara, dio a conocer que en lo que va del presente año son más de Medio millón de nuevos soles, que se viene invirtiendo en los trabajos de protección, conservación e investigación en los Proyectos Arqueológicos Ventarrón – Collud, el que representa a la fecha más del 50% del presupuesto asignado de 1,048, 251.00 para el año 2011.
Celso Sialer Távara, indicó que en las investigaciones vienen laborando más de cinco arqueólogos, conservadores, técnicos, así como más de 90 obreros en ambos frentes de investigación, quien anunció que estas labores continuarán durante la presente temporada y se viene preparando el perfil para la construcción del Museo de Sitio en Ventarrón, donde se exhibirán los hallazgos arqueológicos que se descubran y con la puesta en valor de este gran extenso e importante patrimonio pre hispánico, cuna de la civilización del norte de nuestro país, se consolidará el proceso histórico y el circuito turístico en nuestra región Lambayeque.